Snap, crackle… ¡POP!

Me gusta el cereal. Me gusta mucho el cereal. No sé si es inusual en alguien que disfruta mucho cocinar y comer bien, pero me gusta. Me gusta tanto que entre mis recientes descubrimientos de YouTube, una de mis cosas favoritas es el canal Cereal Time TV.

Como pueden ver, Cereal Time se trata de reseñas de cereal. Revisión de la caja, del cereal, algo de historia y comentarios. Cosas de cerealheads. ¿Tonterías? Pues sí, pero como todas las aficiones, es para unos cuantos que sienten un apasionamiento por algo al nivel de llevarlo a terreno nerd. México no es el país adecuado para ser un cerealhead, pues fuera de la variedad nacional, conseguir cereales importados es complicado y costoso, incluso de forma casual, no quiero imaginarme las complejidades del coleccionismo hardcore.

El cereal tiene un vínculo esencial con la cultura pop. Hay una obvia relación entre cereal y caricaturas, porque la mayoría de los cereales están dirigidos a niños y eso los hace un vehículo ideal para promocionar muchos eventos de la cultura pop como películas, deportes o cualquier cosa que esté en boga.

El cereal también ha generado su propia cultura. Todos conocemos alguna mascota de cereal, sabemos de sus universos, de sus personajes, recordamos los premios que a veces vienen en las cajas, tenemos nuestros cereales favoritos y nuestras formas de comerlos. “Silly rabbit. Tricks are for kids” dicen Oren ishii y The Bride en Kill Bill. ¿Qué mayor certificación de relevancia pop que una referencia en una película de Tarantino?

Esa incorporación del cereal a la cultura pop se debe a que es una experiencia que podemos compartir. Comer Zucaritas o Captain Crunch es igual en México que en EE UU, en Europa o en Japón. Ese tipo de disponibilidad estandarizada logra que nos podamos vincular con un producto, un personaje, una marca o la experiencia alrededor de los mismos y generemos una respuesta emocional. Todos conocemos la experiencia de comer un cereal aguado, todos desarrollamos nuestro equilibrio preferido entre leche y cereal. Es exactamente lo mismo que pasa con McDonald’s; la experiencia de comer una Big Mac es igual en todos lados y al convertirse eso en un referente personal lo transformamos en símbolos, en códigos y, pues, en cultura. Me gustaría ser un cerealhead de verdad, pero no me alcanzan el tiempo y el dinero para tener una afición más. Aún así seguiré continuaré como un entusiasta consumidor de cereal y documentaré un poco de mi experiencia. 

Por cierto, existe una película llamada Flakes. Me parece un gran título. Es una especie de comedia romántica / coming of age sobre un dude que tiene un bar de cereales donde la gente puede llegar y comer un tazón de su cereal favorito. En el cast están Zooey Deschanel y Christopher Lloyd. Sí, Summer y el Doc Brown. Es como High Fidelity con cereal. Es una curiosidad, pero no es una buena película. Aquí el trailer:

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Step up your guac-game!

El guacamole, como todos los asuntos de elegancia en la vida, guarda sus secretos ancestrales en las proporciones. ¿Qué no estamos hablando de aguacate machacado con algunos condimentos y ya? Sí, pero la diferencia entre un puré olvidable y una life-changing experience de sabor está en los ingredientes y proporciones que pueden enmarcar la perfección del aguacate.

Tengo una receta muy molona de guacamole que he trabajado por algunos años. Es guacamole con queso de cabra y, si quieren probar una botana fancy y fácil de preparar, deberían intentarlo.

GUACAMÖSOM CON QUESO DE CABRA

Necesitas:

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  • 2 aguacates grandes, maduros  y maravillosos
  • 100 g. de queso de cabra a temperatura ambiente
  • 1 cucharada de curry en polvo
  • 1 cucharada de orégano seco
  • 2 cucharadas de aceite de oliva extravirgen
  • 2 cucharadas de vinagre balsámico
  • 2 cucharadas de jugo de limón
  • ½ taza de crema ácida (Santa Clara, de preferencia)
  • 50 g. de cebolla blanca  picada (aprox. una cebolla pequeña)
  • 1 diente de ajo grande, picado
  • 1 chile jalapeño grande, picado
  • 2 cucharadas de caldo de pollo en polvo

Bueno, el procedimiento no puede ser más simple: en un tazón amplio hay que machacar el aguacate con una cuchara e incorporar los ingredientes uno por uno, excepto el queso. No recomiendo hacerlo en licuadora o procesador, porque me gusta con una textura grumosa y espesa.

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Cuando el guacamole tenga la consistencia deseada (eso es al gusto, drugos) simplemente hay que servirlo y colocar el queso sobre él, ya sea cortado o desmoronado. It’s fucking ready!

Lo que me gusta de esta versión del guacamole es la mezcla de texturas y las capas de acidez y retrogusto que conviven con el aguacate, que, a pesar de tener mucha compañía de otros ingredientes, se mantiene como el acto principal.

Para comerlo recomiendo usar pan tostado (como bruschettas), tostadas de maíz, totopos o chips, pero recomiendo que sea lo que sea, elijan algo con poca sal, pues el guacamole tiene un sabor potente y necesita contrastarse con algo más básico. Se puede refrigerar, pero es mucho mejor si se consume todo justo después de prepararlo. De nada.

Vintage Junk: Crunch Tato’s

Aunque no lo crean, a principios de los 90 la variedad de snacks salados que teníamos disponibles en México era mayor que la que hay actualmente. Sabritas y Barcel tenían un montón de productos que ya no existen. Seguramente no todos tenían muchos fans y por eso ya no existen. En fin, la mercadotecnia tiene sus motivos. Entre esos fenecidos productos uno que recuerdo mucho son las papas fritas Crunch Tato’s.

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Las Crunch Tato’s fueron la versión mexicana adaptada por Sabritas de las Crunch Tators de Frito Lay, también ya desaparecidas. Por eso el cocodrilo del empaque. Taters es una forma coloquial de referirse a las papas y, pues, taters, gator (por alligator o cocodrilo), em… Eso pasado por la mente de un no muy buen mercadologo y llegamos a Tators. Crunch Tators, got it? Definitivamente no el mejor branding del mundo.

¿Qué tenían de especial? Se anunciaban como papas muy crujientes y lo eran. Con lo que sé de cocina ahora, casi puedo asegurar que eran papas sometidas a una doble fritura en caldero y por eso eran tan crujientes. De alguna manera eran las Chips de Sabritas. Los sabores eran sal, jalapeño y «a las brasas». Éstas últimas en realidad eran sabor salsa bbq picante y ahumada, de hecho, el nombre original de este sabor en Estados Unidos era Mighty Mesquite. La variedad «a las brasas» era realmente buena, fueron mi snack favorito durante el par de años que existieron.

Y éste era el comercial übercheesy con que se promocionaban. Nótese el pésimo lipsync en el doblaje.

Bueno, las papas de verdad eran buenas. Si no me creen a mí, pueden creerle a Kevin McCallister. Un experto estratega militar como él seguro sabe de snacks.

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¡Gordo-Reseña! – Sabritas «Intercambio de Sabor»

México tiene una gastronomía muy rica y sofisticada, llena de complejidad y todo tipo de sabores. Por el contrario, la cultura del snack en este país es muy, muy, muy aburrida. Siempre yogur de fresa, papas fritas sabor jalapeño, dulces de tamarindo, nieve de limón… Siempre lo mismo. Un refresco como Dr. Pepper es ya una anomalía.

En México la gente busca siempre bocadillos de confort y para algunos como yo, eso es fastidioso y por eso nos volvemos locos cuando podemos conseguir algunos dulces importados que salen de la regularidad golosinera.

Recientemente Sabritas lanzó un par de productos nuevos bajo la campaña «Intercambio de Sabor». Se supone que son sabores de papas fritas (ya saben, corte estilo Saratoga)que la marca Lays (es el «nombre internacional» de Sabritas) distribuye en otros países, especificamente, Tailandia y alguna nación árabe.

La presunta dinámica dice que si suficiente gente respalda estos nuevos sabores, permanecerán disponibles en México y reemplazarán a dos de las sabores que tenemos aquí.

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Las nuevas papas son iguales a las Sabritas Adobadas.

Los sabores son Aci Thai y Ali Chili. Se supone que Aci Thai trata de emular a la salsa agridulce con chile que acompaña a ciertos platos de comida tailandesa y cantonesa. En realidad, el sabor de estas papas combina paprika ahumada, chile rojo de muy poco poder, limón y miel. Son como las actuales Sabritas Adobadas pero con un retrogusto agridulce. Las Ali Chili pretenden ser algún tipo de condimento de medio oriente o algo así, pero la verdad no logro identificar a qué sabor o platillo intentan hacer referencia. Tal vez a ninguno. Ali Chili (y así lo dice la bolsa) es en realidad un condimento sabor chile manzano; este chile posee un gusto picante punzante como el del habanero pero, digamos, en una versión light y con una sutil dulzura. En las papas está presente el picante, pero no el verdadero sabor del chile manzano; el sabor de las papas es de, nuevamente, un toque de paprika, limón y un chile levemente agresivo. Lo más parecido que he probado son las papas Habaneras Barcel.

Dudo que estos sabores realmente se distribuyan en otros países. Son demasiado similares a lo que ya tenemos aquí, pero incluso así, si la dinámica fuese real y Sabritas respetara los resultados, dudo que estas propuestas puedan desbancar a sus rivales que son los sabores Adobadas y Flaming Hot. El primero de estos fue el segundo sabor de Sabritas en México y ha sido un favorito desde hace más de 40 años. No desaparecerá. Y Flaming Hot (o chile de árbol y limón) es un nuevo clásico; es un sabor que figura en Sabritas, Doritos, Cheetos y Hot Nuts). Tampoco desaparecerá.

La dinámica de «Intercambio de Sabores» es una farsa y los presuntos sabores internacionales son un timo. Si les da curiosidad, prueben, pero sepan que no encontrarán nada nuevo o emocionante.