Cementerio pop: Rola la rola

A mediados de la década de 1990, todavía en los primeros años de TV Azteca, existió un peculiar show de concursos con el desafortunado nombre Rola la rola.

El concepto era, básicamente, un rip off de Jeopardy enfocado a la música. Había una matriz de categorías, donde los concursantes elegían temas, luego de eso debían nombrar una canción correspondiente al tema elegido, tan rápido como pudieran, con tan sólo escuchar un fragmento de las mismas y una pequeña pista. El concurso tenía otras fases que no recuerdo bien, pero básicamente era lo mismo, nombrar canciones.

Obviamente me gustaba mucho a pesar de su paupérrima producción. Trivia, música y responder preguntas, vamos, es algo completamente para mí.

Lo que más recuerdo del programa eran los concursantes. Desde niño he sido un devoto enfermizo de la música y en ese entonces ya me había iniciado como enciclopedista pop, así que me encantaba ver que más allá de mi pandilla de weirdos existían loquitos que escuchaban tanta música como yo y atesoraban montones de información al respecto. Recuerdo a algunos tipos realmente impresionantes por la cantidad de música que conocían y su habilidad para reconocer piezas musicales con apenas un par de notas.

El programa lo conducía Mimi, una de las exintegrantes de Flans (que me recuerda mucho a una amiga que hoy día también es conductora de TV). Eventualmente llegó un segundo conductor: Marcos Valdés, hijo de Manuel «Loco» Valdés. Entonces el programa se puso mucho más cutre.

Rola la rola tuvo un éxito moderado y se mantuvo al aire de 1996 a 1998. Por su concepto, obviamente se trataba de un programa de nicho, pero eso le dotaba de un encanto nerd que era muy raro ver en televisión abierta, así que a pesar de que ahora puede parecer un producto campy y de los muchos elementos grotescos o antipáticos que tenía, yo lo recuerdo como uno de los mejores conceptos televisivos no narrativos (que raro se siente escribir esto tratándose de TV Azteca) que he visto.

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